«Hay que desaprender para aprender» ¿Cuántas veces hemos escuchado esta frase? Eduardo Punset nos decia «Desaprender la mayor parte de las cosas que nos han enseñado es más importante que aprender», Alvin Toffler nos advertía que «los analfaberos del siglo XXI no serían los que no supieran leer ni escribir, sino aquellos que no pudieran aprender, desaprender y reaprender» y ambos estaban en lo cierto, pero ¿Es fácil desaprender? Jürgen Klaric nos contesta «Aprender es fácil, desaprender es jodidamente difícil» y así es, desaprender es más difícil que aprender. Las limitaciones tanto físicas, como las intrínsecas del individuo y las sociales, crecen con la edad y además, el desaprender requiere mayor esfuerzo que aprender.
La mayor capacidad nueroplástica se da en edades tempranas y aunque la flexibilidad y plasticidad del cerebro permanece toda la vida, si no se ejercita, decrece y se pierde. El identificar y ser consciente de lo que hay que desaprender, unido a la resistencia al cambio, por el miedo que éste nos provoca, son fuertes limitaciones que con la madurez se afianzan. El contexto social, lo que debe ser y no ser, lo socialmente aceptado, en gran número de ocasiones contribuyen a ralentizar el cambio y no nos ayuda a modificar nuestros comportamientos y modelos de relación, pero a pesar de todas estas obstáculos SE PUEDE DESAPRENDER y REAPRENDER, se trata de identificar y elevar a la conciencia qué se quiere desaprender y empezar a ejercitar, ejercitar y ejercitar una vez más, el nuevo aprendizaje que debe modificar o sustituir el anterior.